lunes, 14 de junio de 2010

Experiencia integracionista centroamericana: disparidad entre iguales















Hagamos de la expresión que siempre armonía sea,
y hagamos de cada idea una cristalización.
Rubén Darío


Recientemente, la región centroamericana ha desplegado un dinamismo acelerado en busca de un mejor acceso a sus mercados tradicionales y de incursión a nuevos mercados. Es así como se ha beneficiado la adopción de múltiples instrumentos comerciales para la liberalización del comercio, sin embargo, esta situación varía de un país a otro, y precisamente son esos resultados obtenidos individualmente los que representan uno de los primeros obstáculos a superar en la consolidación de la ansiada integración económica centroamericana.

Por razones históricas, culturales y geográficas, se infiere que naturalmente Centro América tiende a integrase como bloque económico en la coyuntura actual dónde funcionan mejor las economías integradas en términos de competitividad. Con el término “integración” hacemos referencia a acuerdos entre estados nacionales que en su negociación y definición suscriben, libre, consciente y voluntariamente, compromisos para profundizar su interdependencia[1]. El caso centroamericano no es reciente, más bien ha sido una intención, un proyecto y un proceso de vieja data, pues, oficialmente el Mercado Común Centroamericano (MCCA) nació con el Tratado General de Integración de 1960.

Se considera que el MCCA ha tenido 3 fases: integración regional hacia adentro, que no logró el objetivo fundamental de industrializar la región (1960- 1989). Luego del primer estancamiento, se intenta la integración regional hacia afuera, donde la década de los noventa significó para Centroamérica un período de apertura y profundización de sus vinculaciones externas, aunque en el plano intrarregional la marcha fue dispar. Las acciones que resumen mejor este período son cuatro: ajuste, privatización, apertura y liberalización[2], a pesar de ello, no se logró la expansión deseada de las economías. La tercera fase plantea la formalización de la integración comercial, financiera y monetaria centroamericana, basada en el dólar.[3]

Una región integrada, con posición geográficamente estratégica y de unos 40 millones de personas, puede representar sus intereses económicos de forma más eficaz a escala mundial que a nivel individual. El área de libre comercio Centroamericano, como era de esperarse, ha revitalizado la actividad comercial intrarregional, interregional e internacional. El valor del intercambio comercial de mercancías de Centroamérica con el mundo ha venido evolucionado muy favorablemente en los últimos años. En el período 2003-2008, creció a una tasa promedio anual del 14.7 por ciento. El intercambio comercial total de mercancías de Centroamérica con el mundo para el año 2008 alcanzó US$ 70,044.3 millones, de los cuales el 30.9% corresponde a las exportaciones centroamericanas al mundo y el 69.1% a las importaciones procedentes del mundo, lo que hace que la región muestre una balanza comercial deficitaria para este año de US$ 26,742.9 millones.[4]

Según datos oficiales de la SIECA de 2008, el principal socio económico de la región es Estados Unidos, pues le exportamos el 31.6% de nuestras mercancías, y nos venden el 33.4% de nuestro importe total. Como segundo socio económico lo constituye el propio MCCA, con participación del 29.4% en exportaciones y 12.7% en importaciones; en la lista le sigue la Unión Europea, que ostenta participación de 13.2% en exportación y 8.8% en importes. A continuación aparecen México, Panamá, China Popular, CARICOM, Canadá, República Dominicana, Japón, Venezuela, Chile, con menores (aunque importantes) índices de participaciones.

Es necesario destacar la importancia de los intercambios comerciales de los países centroamericanos con aquellos países con los que se han suscrito tratados de libre comercio, sea como región o en forma individual (Estados Unidos, México, Centroamérica, Panamá, Canadá, República Dominicana, Chile y CARICOM), pues su participación dentro del intercambio total de la región para el año 2008 alcanzó el 71.9% de las exportaciones de Centroamérica al mundo y el 58.1% de sus importaciones totales[5]. Sin embargo, de sumo interés es comprender qué implicaciones representa para las economías de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica y para el MCCA la multiplicidad de tratados comerciales y de procedimientos adoptados para negociar la apertura de sus mercados habituales y extraños.

Uno de los primeros mecanismos de complementación económica suscritos por Centroamérica fue el acuerdo de Tuxtla de 1991, el cual dio origen a los acuerdos de libre comercio entre Costa Rica y México en 1994, entre Nicaragua y México en 1997 y entre El Salvador, Guatemala, Honduras (Triángulo del Norte) y México en 2000. A éstos le siguieron la suscripción de acuerdos de libre comercio, ya sea individual o colectivamente con República Dominicana (1998), con Chile (1999), con Canadá (2001), con Panamá (2002), con la Comunidad del Caribe (CARICOM) (2004), con Estados Unidos (2004) y con la provincia China de Taiwán (2005). Actualmente se acaba de firmar una asociación económica con la Unión Europea. Todos estos acuerdos son muestra de la activa agenda centroamericana de comercio extrarregional[6].

El dinamismo económico observado en cada uno de las 5 repúblicas varía de una economía a otra, unos con más beneficios que otros. De acuerdo con la Cepal, en 1990, 24% de los 20 rubros de exportación más importantes eran textiles, mientras que en 2000 esos productos representaban 50,7% del total. Otros bienes que avanzaron en las exportaciones de Centroamérica en 2000 son los circuitos electrónicos integrados (su contribución al total de las exportaciones a los Estados Unidos era de 2,7% en 2000 y 3,7% en 2002), los instrumentos y aparatos médicos y de cirugía (1,5% en 2000 y 2,7% en 2002), ambos originarios principalmente de Costa Rica y El Salvador. Asimismo, el comercio intrarregional es diverso: los alimentos y las bebidas representaron algo más del 30% del comercio intrarregional en 2007, y se comerció una amplia gama de bienes manufacturados entre todos los países de la región, como productos farmacéuticos (12%), plásticos, cables y productos trefilados, y productos derivados del papel[7]. Guatemala y Costa Rica son exportadores netos a la región, mientras que Costa Rica es el país con un nivel más bajo de importaciones provenientes de la región. Honduras y Nicaragua, aún cuando son los que menos venden, alcanzaron el mayor dinamismo por el lado de las exportaciones, con una tasa de crecimiento promedio anual del 23.6% y 17,2% respectivamente.

Podemos notar destacables diferencias entre las 5 economías que conforman el MCCA a partir del Producto Interno Bruto de cada uno. En el 2006, el mayor PIB fue el de Guatemala con $35 285,1 millones de dólares, seguido de Costa Rica con $22 147,3 millones de dólares; la tercera posición corresponde a El Salvador con $18 574,0 millones de dólares; luego aparece Honduras que suma $9 301,0 millones de dólares y finalmente está Nicaragua con $5 300,8 millones de dólares. Sin embargo, Costa Rica es el país con mayor PIB per cápita ($ 5 031,4 miles de dólares) y la discrepancia con Nicaragua, que registra el menor PIB per cápita ($958,6 dólares) es muy considerable.

La firma del convenio marco para la unión aduanera de América Central (diciembre de 2007) significó un paso muy importante para la creación de esta unión. Ello implica la aplicación de un Arancel Externo Común (AEC), es decir, se imponen un arancel idéntico a los bienes provenientes de países no miembros independientemente del punto de entrada en la zona y aplicación de procedimientos y controles similares en todas las aduanas periféricas. Es indispensable señalar que entre las condiciones críticas para el desarrollo de esta unión aduanera, se encuentra la adopción de una política comercial externa común por parte de los países miembros, pues desde la fase de integración regional hacia afuera, la adopción de sus compromisos individuales dificulta la concertación de la AEC y aunque se actualmente se ha avanzado considerablemente, todavía falta consenso sobre los productos sensibles de cada país: a mediados de 2007, del total de 6.194 rubros arancelarios del Sistema Arancelario Centroamericano 5.860 rubros se encontraban armonizados, lo que representaba 94,6%, mientras que 334 (5,4%) aún no lo estaban[8] (incluye café, azúcar de caña, alcohol etílico, bebidas alcohólicas destiladas, entre otras).

En conclusión, a pesar de la notable voluntad política por consolidar el proyecto integracionista, debemos reconocer que el inicio exitoso de la inserción regional vendría a ser la comprensión de la persistencia y el agravamiento de las disparidades intrarregionales y que éstas conforman uno de los primeros obstáculos a vencer en la integración. Tales disparidades económicas no sólo se dan entre los 5 países, sino también entre sectores productivos y regiones en los dichos países. Este proceso genera ganadores y perdedores, y es necesario en este contexto crear mecanismos para distribuir de forma equitativa las ganancias netas. Por lo tanto, para que el desarrollo pleno del regionalismo sea sostenible y equilibrado, es necesario establecer mecanismos de compensación cuya norma de funcionamiento sea el criterio de la equidad.

Tatiana Gabriela Morales Toval
Estudiante de Relaciones Internacionales


[1] Véase Delgado Rojas, Jaime. El Sistema de la Integración Centroamericana y la integración social. Instituto Centroamericano de Estudios Sociales (ICAES). Guatemala, Julio, 2004. Pág. 5

[2] Véase Zapata, Ricardo. Pasado, presente y futuro del proceso de integración centroamericano. CEPAL - SERIE Estudios y perspectivas – Sede Subregional de la CEPAL en México. México, D.F., noviembre de 2001. Pág 19

[3] Véase Ibídem, pág. 23

[4] Véase Informe ESTADO DE SITUACIÓN DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA CENTROAMERICANA. Secretaria de
Integración Económica Centroamericana, Guatemala, Octubre de 2009. Pág. 5

[5] Véase Ibídem, pág. 7
[6] Véase Schatan, Claudia. Integración regional e integración con Estados Unidos. El rumbo de las exportaciones centroamericanas y de República Dominicana. CEPAL - SERIE Estudios y perspectivas – Sede Subregional de la CEPAL en México. México, D.F., Enero de 2008. Pág. 14

[7] Véase Herrero Acosta, Fernando. LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA: BENEFICIOS Y COSTOS. CEPAL - SERIE Estudios y perspectivas – Sede Subregional de la CEPAL en México. México, D.F. Marzo de 2004. Pág. 62

[8] Véase Schatan, Claudia. Op. cit. Pág. 17

No hay comentarios:

Publicar un comentario