domingo, 29 de marzo de 2020

La Union Europea: llega el fin del proyecto europeo?

Causas de la desunión europea

Los hoy países ricos, con los Gobiernos de Alemania y Holanda a la cabeza, están dinamitando la Unión





Banderas de la UE ante la sede de la Comisión Europea en Bruselas.
Banderas de la UE ante la sede de la Comisión Europea en Bruselas.REUTERS

A medida que se van conociendo las “proporciones bíblicas” de la pandemia, en palabras del expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, resulta más frustrante la desunión europea. Es inadmisible que una vez conocidas las tremendas dimensiones de la tragedia por la pérdida de miles de vidas humanas y millones de empleos y empresas no exista todavía una respuesta unitaria del potencial necesario.
Acusar a la UE genéricamente de falta de unidad es desacertado. Si la Unión falla habrá que promover otro proyecto equivalente que responda a las necesidades de todo tipo cada día más globales. La falta de una respuesta solidaria europea tiene unos responsables. Los hoy países ricos, con los Gobiernos de Alemania y Holanda a la cabeza, están dinamitando la Unión con su ciega negativa a mutualizar las deudas necesarias que origine la terapia necesaria. Nunca en la historia de la UE la acción común había sido más necesaria.



Estamos ante una crisis exclusivamente sanitaria que golpea a todo el mundo. Si Alemania tiene más capacidad de respuesta por tener menos deuda (61%) que España (97%) habrá que recordar lo ocurrido en la última crisis. Las irresponsables actuaciones de las entidades financieras alemanas, francesas, holandesas y españolas provocaron una burbuja crediticia e inmobiliaria cuyo estallido fue catastrófico. El instituto alemán IFO censuróen su día el comportamiento de la banca alemana.
Alemania para salvar a sus bancos exigió a España que el desastre bancario se reparase con dinero público, que la UE prestó. Esta fue una de las causas por las que la deuda pública española escaló desde un ejemplar 35% antes de la crisis al nivel actual. También es cierto que durante la recuperación, (2014 – 2018), el Gobierno del PP rechazó subir los impuestos para reducir la deuda. En una economía interdependiente como la europea, culpas y soluciones son compartidas.
Las críticas de las autoridades holandesas a España son también temerarias. El paraíso fiscal que de facto es Holanda genera unas pérdidas de ingresos a España de 1.161 millones de euros en 2018, según Oxfam.
La actitud de Alemania y Holanda es muy contradictoria si se tiene en cuenta que son los principales beneficiarios de la construcción europea. Un estudio de Matthias Kullas y Alessandro Gasparotti del Centre for European Policy (CEP) revela que el impacto el euro entre 1999 y 2017 benefició en 1,8 billones de euros a Alemania y en 346.000 millones a Holanda. Por contra, Italia perdió 4,3 billones y España 224.000 millones.
La Fundación Bertelsmann señala a Alemania como el país más favorecido por el mercado interior con unas ganancias de 86.000 millones de euros anuales, muy superiores a Francia, (69.360); Italia (46.300) o España (27.351).
La cuestión de fondo que explica estos comportamientos es el ascenso de la extrema derecha. Los Gobiernos no se atreven a adoptar políticas más solidarias por temor a perder votos. De esta crisis solo se puede salir con Estados más sociales y más solidaridad nacional e internacional. Lo contrario será más sufrimiento.

domingo, 8 de marzo de 2020

El naufragio moral de Europa

En noviembre de 1938 el Gobierno francés, presidido por Édouard Daladier, promulgó un decreto ley en el que se mencionaba a los “extranjeros indeseables”, refiriéndose a los españoles que huían del fascismo, y proponía la expulsión de todos ellos. Muchos españoles fueron maltratados, separados los hombres de las mujeres; los oficiales de la tropa, mal alimentados y concentrados en playas con alambradas como si fueran prisiones al aire libre, vigilados por soldados coloniales senegaleses o marroquíes, y disfrazadas esas playas de “campos de internamiento para los refugiados”.
¿En qué se diferencian los sirios que tratan de entrar a Europa a través de Grecia de aquellos españoles que intentaban penetrar en Francia, más allá de los teléfonos móviles inteligentes que poseen los primeros, con los que tratan de comunicarse con los que dejaron atrás, hasta que se les acaban las baterías? Y también, ¿en que se distingue Daladier de estos dirigentes europeos que permiten lo que sucede alrededor?
Los principales hechos son conocidos (otra diferencia es que ahora los movimientos migratorios se televisan en directo o se conocen de inmediato a través de las redes sociales): miles y miles de ciudadanos sirios que huyen de la guerra de su país pasan a Turquía, donde hay ahora 3,7 millones de refugiados sirios, y desde allí pretenden trasladarse a Grecia como estación de paso hacia Europa del norte y del este, siguiendo la senda que un millón de ciudadanos siguieron en el año 2015. Cuando lo han intentado, el ejército, la policía y grupos de extrema derecha lo han impedido, en muchos casos violentamente, atacando a las columnas de hombres, mujeres y niños y a las ONG que tratan de ayudarlos. Además, Grecia ha suspendido el derecho de asilo contemplado en la Convención de Ginebra de 1951.
También ha cambiado aquella Grecia de hace un lustro y la de hoy. En al menos dos aspectos: el actual Gobierno es de derechas y entonces estaba administrada por un partido a la izquierda de la socialdemocracia. Y segundo, muchos ciudadanos griegos están exhaustos de solidaridad: los helenos han sido el único país del mundo cuya crisis económica en la última década ha superado en profundidad y duración a la de los EE UU de la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado.

“Grecia es nuestro escudo”

Una depresión económica y la entrada de cientos de miles de refugiados sirios, libios, afganos, iraquíes, eritreos, paquistaníes, ceilandeses, argelinos, sudaneses, somalíes, malienses y hasta marroquíes. ¿Cómo un país de 11 millones de ciudadanos ha podido acoger en su territorio a casi un millón de personas, en medio de una depresión económica?, ¿por cuánto tiempo podía Grecia seguir desempeñando el papel de acogida, sin tensiones, en el interior de su sociedad y en relación con el resto de Europa?, ¿cómo reaccionan los ciudadanos en el límite de sus dificultades, cuando deambulan entre ellos unas personas más pobres que ellos, desarraigados de los suyos y de su tierra, sin empleo, sin protección social y con un futuro más negro? Los refugiados en Turquía buscan techo donde cobijarse sin miedo a las balas y a las bombas, agua potable, subsistencia, atención sanitaria, papeles en regla para estar en situación legal y no ser perseguidos ni torturados.
La presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, ha declarado que “Grecia es nuestro escudo europeo”. La misma institución que en el pasado humilló y arruinó a la Grecia de Syriza, Tsipras y Varoufakis con una política económica austericida, ahora se apoya en la Grecia de Mitsotakis para frenar movimientos migratorios masivos bastante parecidos a los de hace cinco años. La única política migratoria de la Unión Europea parece ser la de sobornar a algunos países del otro lado, para que frenen a los refugiados en su salto a Europa. En esto consiste su naufragio moral, en que todo el mundo sabe lo que está ocurriendo y sus consecuencias en una población masacrada, y no hay soluciones efectivas y urgentes de asistencia.
¡Qué tiempos los del Welcome refugees!
Joaquin Estefania
El pais
https://elpais.com/ideas/2020-03-06/el-naufragio-moral-de-europa.html