El gasto en innovación y desarrollo (I+D) en
América Latina ha crecido en los últimos años, pero aún sigue lejos del de las
regiones más punteras. La inversión latinoamericana en I+D llegó al 0,78% del
PIB en 2011, el último año con datos disponibles recopilados por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID). La tasa es superior al 0,48% y al 0,57% que
se registraba en 1990 y 2000 respectivamente, según la base de datos de la
organización con sede en Washington. Pero sigue a mucha distancia del 2,8% de Estados
Unidos y de los niveles de los líderes mundiales, como Corea del Sur (3,7%), Finlandia
(3,9%) o Israel (4,3%).
“Hay un enorme déficit de innovación en
América Latina”, admite el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en una
entrevista con motivo de las jornadas sobre innovación que celebró este martes
el banco en la capital de Estados Unidos y que buscan precisamente revertir ese
vacío. Tras una selección previa, 16 jóvenes emprendedores latinoamericanos
presentaron sus proyectos de innovación ante un foro con inversores privados, y
representantes del BID y otros organismos. El objetivo es dar a conocer los
proyectos y establecer sinergias que puedan llevar a apoyos económicos.
La inversión latinoamericana en I+D ha pasado
en dos décadas del 0,48% del PIB al 0,78%, pero sigue lejos del 2,8% de EE UU o
del 3,9% de Finlandia
El contexto actual invita a ello. El
colombiano Moreno -que lleva en el cargo desde 2005- cree que la innovación
puede ayudar a amortiguar la desaceleración económica que acecha a América
Latina. “No hay duda de que los vientos cambiaron, tuvimos vientos a favor con
un consumo muy importante de China, buenos precios y tasas de interés bajas.
Todo esto está cambiando y eso significa que tenemos que hacer mayores
esfuerzos internos, tenemos que remar más por cuenta propia y allí la
innovación es una de las maneras de remar mejor”, señala.
Pero al mismo tiempo, el presidente del BID
pide ensalzar los avances logrados. “Es verdad que tenemos esos déficits, pero
también es cierto que cuando veo a los jóvenes que hemos escogido, una de las
cosas que nos falta es celebrar justamente los éxitos de los innovadores de la
misma manera que se celebran en otras partes del mundo”, afirma Moreno, que
antes de entrar al BID fue embajador de Colombia en EE UU. Y recurre a una
analogía futbolística: “Nosotros en América Latina celebramos a los grandes futbolistas.
Está muy bien y nos sentimos muy contentos por ejemplo los colombianos por
tener un James Rodríguez en el Real Madrid. Pero yo me pregunto dónde está el
James Rodríguez de la biotecnología”.
Como ejemplo del progreso en los últimos
años, Moreno menciona el impacto que ha tenido la aplicación de técnicas de I+D
en la producción agrícola en Brasil y Argentina. Son los dos países que lideran
la inversión en innovación en la región. El gasto en I+D en Brasil representó
el 1,21% del PIB en 2011, seguido a distancia por Argentina (0,65%), Costa Rica
(0,48%), México (0,46%), Chile (0,45%) y Uruguay (0,43%), según los últimos
datos disponibles recopilados por el BID.
Nos sentimos muy contentos los colombianos por tener un James Rodríguez
en el Real Madrid. Pero yo me pregunto dónde está el James Rodríguez de la
biotecnología"
Moreno cree que en América Latina la
innovación puede servir para paliar desigualdades sociales y ocupar los vacíos
que pueden generar la falta de servicios públicos. El objetivo son
“aplicaciones que pueden ser propias a nuestros problemas”. Como ejemplo,
apunta, son muy distintas las necesidades de las clases medias latinoamericanas
de las estadounidenses, que “son familias que tienen dos coches y una piscina
en casa”.
Algunos de los proyectos seleccionados en las
jornadas avanzan en esa dirección. Por ejemplo, un joven brasileño ha creado
una empresa que utiliza tecnologías móviles para ofrecer atención sanitaria a
comunidades con escaso acceso a la asistencia pública. La plataforma
identifica, por medio de una serie de exámenes, el riesgo que tiene una persona
de padecer enfermedades graves. Un colombiano ha impulsado un sistema de
tratamiento de aguas, que genera un ahorro del 70%. Mientras, un chileno ha
ideado un sistema de evaluación oftalmológica que reduce costes y tiempo de
espera. “Nuestro espacio vital es construir soluciones de tecnología a nuestras
propias necesidades”, remarca Moreno.
El presidente del BID sostiene que la
innovación es un “ecosistema” con tres patas: educación, financiación y acceso
a redes de emprendedores. “En la medida en que todo ese ecosistema funcione,
los emprendedores tienen más capacidad de sobresalir”, apunta. Y subraya que el
apoyo público es un factor importante, pero que también hay intangibles:
“Entender que el fracaso es uno de los instrumentos mediante el cual se aprende
para innovar mejor. Es algo que culturalmente nos falta”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/03/actualidad/1417562044_908650.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario