¿Todavía quedan dudas de cual es el mejor modelo económico y social?
Recientemente estuve en un seminario en Harvard sobre los elementos claves para el crecimiento económico. Siempre es una satisfacción poder ver como se abren nuevas líneas de investigación sobre el crecimiento económico y ciertamente se cubrieron las expectativas que tenia, con nuevas ideas, con mapas de la complejidad económica muy útiles para identificar ventajas competitivas para cada país. El manejo de grandes cantidades de datos con aplicaciones inteligentes son capaces de darnos una gran cantidad de información sobre productos y mercados.
Si bien se evidencian sesgos claramente ideológicos y poco fundamentados cuando se reflexiona sobre el papel del estado y de los mercados en la economía globalizada en la que vivimos.
Antes de la actual crisis de 2008 se podía argumentar que los mercados estaban produciendo una gran cantidad de riqueza, sobre todo en el mundo desarrollado pero también en el subdesarrollado: básicamente en China y en India, que se llevan una gran parte del crecimiento económico de estos países. Sin embargo los mercados no fueron tan eficientes en la distribución de estos ingresos. La concentración de riqueza en un a parte muy pequeña de la población sigue aumentando tanto en Estados Unidos como en China. No creo que haya que dar evidencias sobre esto porque no se discute.
Si consideramos que el objetivo de la ciencia económica no es otro que alcanzar un nivel óptimo de bienestar para el conjunto de la población, no podemos dejar de admitir el fallo de los mercados en alcanzar este objetivo. Pero a partir de 2008, con la crisis financiera, la libertad de los mercados no solo no alcanza este objetivo sino que ha dado lugar a la mayor crisis que se ha conocido desde la gran depresión: crisis bancaria, crisis económica, desempleo y aumento de pobreza, en países desarrollados sobre todo. Podemos observar que los países en vías de desarrollo han sido menos afectados, unos porque tienen mercados financieros menos sofisticados, el caso de Latinoamérica y otros por tener un estado e instituciones fuertes como es el caso de los países nórdicos o incluso un estado que interviene fuertemente la economía, el caso de China.
La mera observación de estos fenómenos nos lleva a concluir que hay una necesidad evidente de instituciones fuertes que regulen los enormes fallos de los mercados, y que de otra manera la economía global va a estar sujeta en el futuro a crisis, como la que ahora vivimos, que pone en riesgo el contrato social de los estados con sus ciudadanos.
El caso de los países europeos es un claro ejemplo de cómo los gobiernos se han visto obligados por los mercados a poner en marcha políticas económicas y sociales que no benefician a la población en su conjunto y que arriesgan el modelo de estado del bienestar que tantos años ha costado construir. Dejando además tasas de desempleo y desamparo difícilmente aceptables por la sociedad.
En esta situación se deben plantear algunas preguntas: ¿Es legítimo que los mercados impongan las políticas económicas y sociales a estados soberanos e independientes? ¿ Se debe restringir la libertad de los mercados y de los actores que los manejan en aras de mantener el contrato social de los estados? ¿Cómo se puede definir un modelo económico y social que permita el crecimiento económico y a la vez garantice el bienestar social?
Es inaceptable que los mercados estén por encima del poder político y le estén obligando a actuar en contra de sus sociedades y del bienestar de sus ciudadanos. Mas pronto que tarde se tendrán que tomar las medidas adecuadas para volver a poner a los mercados en su lugar que no es otro que la subordinación al poder político que democráticamente elegido debe definir los modelos económicos y sociales que mejor sirve al conjunto de la población.
En cuanto a los economistas, solo recordar un comentario de Dani Rodrik en el seminario antes mencionado y en el que se refirió a que los economistas que recetan medidas preestablecidas no son economistas son otra cosa. La economía solo es una caja de herramientas que hay que utilizar en función de cada situación en concreto y después de un diagnostico adecuado de la realidad de cada país. Mucho me temo que si aplicamos esta regla muchos economistas perderían su trabajo y quizás revisarían, en su condición de desempleados, sus análisis económicos.