lunes, 4 de abril de 2011

Evolucion de la pobreza en America Latina

Interesante articulo de Alicia Barcenas, Directora de la CEPAL sobre la evolucion de la pobreza y las desigualdades en Latino America en los ultimos años. Seguir avanzando en la reduccion de pobreza y de las desigualdades dependera sin duda de la modernizacion de los sistemas tributarios, hacia una mayor progresividad y presion fiscal que permita financiar politicas educativas, industriales y de innovacion y desarrollo que les ayuden a mejorar su competitividad y aumenten su oferta exportadora.


Los años posteriores a la crisis que golpeo a los mercados emergentes en 2002 fueron prosperos en America Latina. En las economias se registro un crecimiento vigoroso y hubo una reduccion significativa de la pobreza y una ligera mejora de la distribucion del ingreso, con un pequeno retroceso durante la Gran Recesion que comenzo en 2008. A pesar de estos avances, la pobreza, la desigualdad y la exclusion social de numerosas personas de bajo ingreso siguen siendo generalizadas en muchos paises latinoamericanos, que historicamente han tenido una de las distribuciones del ingreso mas sesgadas del mundo. Las mejoras son fruto no solo del fuerte crecimiento economico de la region, que promedio mas de 4% durante este periodo, sino tambien de politicas sociales mejores y de un aumento del numero de personas que trabajan en la economia formal, a diferencia de la economia informal —o subterranea—, que es menos productiva y ofrece salarios mas bajos y menor proteccion social. Ademas, gracias al fortalecimiento de las politicas monetarias, tributarias y de gasto —asi como a la energica demanda de materias primas clave para las economias de la region—, America Latina en general pudo superar la crisis mundial mejor que las economias avanzadas. Las desaceleraciones mundiales solian desbaratar las economias latinoamericanas e incrementar drasticamente los indices de pobreza. Esta vez, la reduccion de la pobreza observada en los años de auge previos a la crisis continuo en 2010. A pesar de las marcadas diferencias entre un pais y otro, las tasas de pobreza de la region en su conjunto disminuyeron significativamente entre 2002 y 2008. En promedio, 44% de los ciudadanos de America Latina no pudieron satisfacer necesidades nutricionales y no nutricionales basicas en 2002; para 2008, esa cifra habia bajado a 33% . Ademas, la indigencia —el nivel por debajo del cual no es posible satisfacer las necesidades alimentarias— tambien cayo notablemente, de alrededor de 19% en 2002 a menos de 13% en 2008. Al igual que la pobreza, la desigualdad del ingreso tambien disminuyo en la mayoria de los paises latinoamericanos y caribeños durante los primeros años del siglo. Si se utiliza el coeficiente de Gini para medir la distribucion del ingreso, 15 de 18 economias estudiadas en la region —Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Mexico, Nicaragua, Panama, Paraguay, Peru, Uruguay y Venezuela— experimentaron una mejora. En al menos 11 de ellas, la mejora supero los 5 puntos porcentuales. La participacion de segmentos mas acaudalados de la poblacion en el ingreso total aumento unicamente en Costa Rica, Guatemala y la Republica Dominicana. El coeficiente de Gini va de 0 a 1: en una economia en la cual una persona concentra todo el ingreso es 1; si todos perciben el mismo ingreso es 0. Pero la distribución del ingreso en la región continúa estando sumamente sesgada. El ingreso per cápita promedio de los hogares pertenecientes al 10% más acaudalado es alrededor de 17 veces mayor que el del 40% más pobre. Esto representa una ligera mejora respecto de 2002, cuando era 20 veces mayor. Es decir, hay hogares que pueden haber salido de la pobreza, pero no se están beneficiando mucho del crecimiento económico. Este hecho no es sorprendente. Aun cuando es endémica, la pobreza responde a los ciclos económicos mucho más que la distribución del ingreso. La falta de equidad en el ingreso es una condición de larga data que refleja graves problemas de estratificación social y desigualdad de la riqueza que heredan generación tras generación. La mejora observada en la pobreza y la distribución del ingreso se explica en gran medida gracias al crecimiento y las políticas gubernamentales, y la interacción entre ambos. Alicia Bárcena es Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2011/03/pdf/Barcena.pdf

Si los ricos no pagan impuestos se enfrentarán a una revolución

Interesante articulo sobre las desigualdades en EEUU del Paul Farell Analista del Wall Street Journal comentado por Ramon muñoz en el Pais.

http://www.marketwatch.com/story/tax-the-super-rich-now-or-face-a-revolution-2011-03-29




Predice un cataclismo económico y una revolución social en EE UU. Pero no es el polémico y a veces abiertamente demagogo director de cine Michael Moore. Ni el predicador televisivo Glenn Beck, insignia mediática del movimiento conservador estadounidense del Tea Party. Ni, más cercanamente, Niño Becerra, el catedrático que vaticina el cataclismo de la economía española cada año y cada año lo aplaza. Se trata de Paul B. Farrell, un prestigioso columnista de The Wall Street Journal, el diario financiero por excelencia nada sospechoso de sensacionalismo. Y esta semana ha lanzado un aviso ciertamente preocupante aunque con argumentos y cifras mucho más contundentes que la de los otros teóricos apocalípticos citados.
"O los ricos comienzan a pagar impuestos o se enfrentarán a una revolución". Con ese provocativo arranque, Farell, que trabajó para Morgan Stanley, advierte en su columna que la brecha entre el 1% de los "súper ricos" y el 99% restante de la población en EE UU no había sido tan grande desde la Gran Depresión de 1929, y que solo el "engaño" o el "espejismo" que lanza esta clase privilegiada desde sus diversas tribunas, ya sean políticas o mediáticas, impiden a la gente darse cuenta de que estamos a punto de vivir otro colapso como el de hace casi un siglo. Y concluye que o los ricos vuelven a pagar los impuestos que les corresponden por su nivel de riqueza u Occidente se enfrentará a una revuelta social como las que se están viviendo en el norte de África
Farrell señala que, tras el estallido de la crisis financiera en 2008 y la intervención del Estado para salvar el sistema, Estados Unidos vive ahora de la falsa esperanza que le transmiten los súper ricos, las "estadísticas del Gobierno que tratan de exagerar la recuperación" o los mensajes sobre un nuevo mercado alcista de Wall Street.
"Sigan soñando", apunta Farrell, que avisa de que el 93% de lo que se oye acerca de los mercados, las finanzas y la economía "son conjeturas, ilusiones y mentiras con el único fin de manipular en la toma de decisiones para sacar el dinero de los bolsillos" de la gente. "Ellos se enriquecen diciendo mentiras sobre los valores. Odian a las normas de la SEC [regulador de la Bolsa de EE UU] que les obligan a decir la verdad". Y pone un dato como ejemplo: en los últimos 10 años, el 20% de los fondos de pensiones de los trabajadores -10 billones de dólares- se ha esfumado en Wall Street.
Apoyado en otros testimonios, el columnista establece un paralelismo entre las revoluciones como las que han ocurrido en Egipto, y las que están por venir en los países desarrollados. Ambas serán impulsadas por los jóvenes, las mayores víctimas de la crisis, condenados a un desempleo crónico. "Los jóvenes van a ser los más doloridos cuando los gobiernos traten de reequilibrar sus presupuestos. Se elevarán los impuestos de los trabajadores y caerá el gasto de educación (...) mientras que los recortes fiscales para ricos siguen intocables"."¿Cuánto tiempo resta para que el resto de los países ricos estalle como Egipto?", se pregunta.
El análisis de Farrell no es aislado. En Estados Unidos se está formando una creciente corriente de opinión que denuncia que la crisis se ha cerrado en falso, que la recuperación económica que vende la Administración Obama no es sino un maquillaje estadístico y que cuando toque pagar la factura del rescate del sistema financiero mediante más impuestos para la clase media y recortes sociales, se desvelará la verdadera gravedad de la situación.
Una de las abanderadas de esta teoría es Arianna Huffington, la editora que acaba de hacerse multimillonaria tras la venta de su portal de noticias online a AOL. Pese a que su actitud personal no sea muy ejemplarizante (se vanagloria públicamente de no pagar a la mayoría de sus periodistas), su opinión es muy crítica hacia el sistema. "Se está madurando la América del Tercer Mundo. Washington se apresuró al rescate de Wall Street, pero se olvidó de Main Street (la calle principal, metáfora para expresar a la gente común en EE UU). Uno de cada cinco estadounidenses es desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no tiene un saldo mínimo en sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está en mora o ejecución hipotecaria. Uno de cada ocho estadounidenses vive con cupones de alimentos. La movilidad social hacia arriba siempre ha estado en el centro del sueño americano. Y esa promesa se ha roto. El sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla. Y pronto va a implosionar", asegura.
El magnífico documental Inside Job, ganador del último Oscar, también ha desperezado muchas conciencias, sobre todo las de aquellos que confiaron en que con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca se cambiarían las reglas del juego, se restablecerían los controles y la regulación sobre el sistema financiero y se pondría coto a la "avaricia de Wall Street"como prometió el ahora presidente durante la campaña electoral. Pero como denuncia la cinta, las tímidas reformas que inició están varadas en las comisiones del Congreso o han sido bloqueadas por el poderoso lobby financiero que controla no solo la esfera política sino la académica para hacer valer su falso mensaje.
Inside Job deja en evidencia también que Obama no solo no ha perseguido a los "avaros" que provocaron el desastre con productos financieros tóxicos como las subprimes o los CDO, sino que ha puesto al mando de su equipo económico a algunos de sus más señeros representantes, que participaron o, al menos no quisieron ver el inmenso fraude que se estaba fraguando, y fueron reclutados por el anterior presidente, George W. Bush, para diseñar el rescate a costa del contribuyente y sin pedir responsabilidad alguna a sus causantes. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, Timothy Geithner, secretario del Tesoro, o Lawrence Summers director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, están entre ellos.
El capitalismo refundado de rostro social con el que se presentaba Obama en las primeras reuniones del G-20 tras al estallido la crisis sigue teniendo el mismo perfil injusto e inmisericorde en EE UU: récord de desahucios en 2010 y récord de bonus para los ejecutivos de las agencias de calificación como Moody's o Standard & Poor's, que avalaron los productos financieros basados en las hipotecas basuras precipitando el desastre financiero. También fuera de las fronteras de la primera potencial mundial hay una creciente corriente en la misma dirección y que tiene en ¡Indignaos! (Destino), del francés de origen alemán Stèphane Hessel, uno de sus puntos de ignición. En España, el testigo lo ha cogido, entre otros, el escritor y pensador José Luis Sampedro.
Desde la sección de mercados del periódico de referencia de Wall Street, a Farrell no le tiembla el pulso al hacer un llamamiento a que la gente despierte ante "el espejismo de los súper ricos que está destruyendo el sueño americano para el resto de nosotros". "Los súper ricos no se preocupan por usted" exhorta a sus lectores, porque viven al margen de la crisis, a lo sumo se preocupan "en abstracto" por el bienestar del país, envueltos en una burbuja en la que "disfrutan de vacaciones en los mejores resorts, de los mejores profesores de pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos y las mejores escuelas privadas para sus hijos". "Y nada de lo que se escriba va afectarles". Y acaba: "No digan que no fueron advertido. Tienen tiempo para preparar la revolución que se avecina, la depresión".