Hay dos aspectos fundamentales para la reducción de la pobreza: el crecimiento económico sostenido y la redistribución de esta riqueza. Con estos dos parámetros se crean sociedades modernas con un alto grado de cohexión social y en el que la economía cumple su función principal que no es otra que mejorar el bienestar del conjunto de los ciudadanos.
Los países mas avanzados en la aplicación de estos principios son los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) que con una presión fiscal de hasta el 50% de su producto interior bruto y con un gasto social que ronda el 30% de presupuesto del estado garantizan una cobertura de las necesidades sociales básicas de todos sus ciudadanos y un nivel de vida digno para los más pobres. Este sistema da lugar, entre otras cosas, a que haya mas emprendedores y personas dispuestas a crear empresas y por consiguiente riqueza, asumiendo riesgos, ya que saben que si fracasan tienen un estado que no los dejara caer en la indigencia.
Por otro lado tenemos el sistema de Estados Unidos que con una presion fiscal del 25 % del PIB y un gasto social del 16% del presupueto del estado que ha dejado una herencia a la administracion Obama de 40 millones de estadounidenses sin seguro médico, ademas de un sistema educativo y de cobertura social. en general, muy debilitado.
Con una presion fiscal del 17% del PIB y un gasto social del 36% en el 2006, Nicaragua, esta muy lejos incluso de la presión fiscal de Estados Unidos, y por tanto, tiene un amplio margen para aumentarla, haciendo que las rentas más altas contribuyan al presupuesto público en mayor medida. Solo la eliminación de ciertas exenciones podría suponer unos ingresos adicionales de alrededor de 250 millones de dólares, suficientes para equilibrar el presupuesto y aumentar el gastos social considerablemente.
Por el lado del gasto la redistribución de recursos parace en línea con los países más avanzados: Nicaragua gasta 36 % del presupuesto en politicas sociales, una cifra razonable aunque dada la tasa de pobreza del país se justificaría incrementar este porcentaje por encima del de otros paises desarrollados, que no tienen un problema grave de población viviendo en la indigencia y con grandes necesidades en materia de salud, educacion y vivienda.
El sistema tributario nicaragüense se podria definir como un sistema complejo que se caracteriza por sus altos efectos de distorsión de la economía, en el que no existe correspondencia entre la importancia de los sectores económicos y su carga impositiva. Un sistema que tiene un alto coste administrativo para recaudar, un alto grado de discrecionalidad y un alto nivel de fraude. La consecuencia de esta estructura tributaria es que la diferencia de renta entre el segmento de la población que mas ingresos genera y el que menos aumenta después de aplicar esta estructura impositiva, teniendo un efecto regresivo en la redistribución de la riqueza que debería ser el principal objetivo de cualquier sistema tributario.
El sistema ideal debería dar un trato equitativo y progresivo a todos los contribuyentes. Con tipos impositivos mas altos para los sujetos pasivos que tiene una renta más alta y menores para los contribuyentes con rentas mas bajas. Además, se debiera asegurar que dos contribuyentes con los mismos ingresos estén sujetos al mismo gravamen. Este tratamiento tendría el beneficio de generar un sentido de justicia que ayuda a la mejora progresiva del cumplimiento de las obligaciones fiscales por parte de los contribuyentes.
El sistema debería ser eficiente, tratando de distorsionar lo menos posible el funcionamiento de la economía en lo que respecta al crecimiento económico a través de la inversión productiva, el empleo y la mejora de la productividad de todos los factores, con precios al consumo lo más bajos posibles. La menor incidencia del sistema fiscal en la economía requiere un sistema que amplíe su base imponible en los impuestos directos y evite aumentar los indirectos que gravan el valor añadido de la producción y el consumo.
El sistema debería ser lo más simple posible. Cualquier sistema complejo y confuso está abierto al fraude, la colusión y aplicación distorsionada. Por lo general, el sistema tributario debería ser manejable por la administración y de fácil cumplimiento por el contribuyente.
Por el lado del gasto el sistema ideal debe producir una transferencia de rentas hacia las capas mas desfavorcidas de la población para cubrir sus necesidades básicas en materia de salud, educación, vivienda y alimentación. Esto se consigue con mas recursos pero también con una mayor focalizacion del gasto en la población de rentas mas bajas, mejor gestión financiera, mayor transparencia en las licitaciones, una funcion pública profesionalizada y un sistema de control acompañado de una ley penal anticorrupción que penalice con fuerza a los funcionarios que malversen los fondos públicos.
El camino se debería iniciar con una reforma tributaria integral que conlleva un largo proceso de cambio. Esta reforma debe tocar cada elemento del sistema, desde la estructura tributaria, los componentes, los hechos generadores, los marcos jurídicos, los procedimientos, y la administración efectiva del sistema. Una reforma integral es necesaria porque el sistema como es, es tan débil, que hace despreciar las reformas parciales, que no han tenido exito ni en Nicaragua ni en otros paises de América Latina. Solamente con un acercamiento general al problema se puede construir un sistema que fomente un crecimiento económico a favor del bien estar general de todos los nicaragüenses.
Como dice el Sr. Baez Cortés y yo no sabria definir mejor. “La fiscalidad es la expresión material de la conciencia que una sociedad tiene del bien común” .
Los países mas avanzados en la aplicación de estos principios son los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) que con una presión fiscal de hasta el 50% de su producto interior bruto y con un gasto social que ronda el 30% de presupuesto del estado garantizan una cobertura de las necesidades sociales básicas de todos sus ciudadanos y un nivel de vida digno para los más pobres. Este sistema da lugar, entre otras cosas, a que haya mas emprendedores y personas dispuestas a crear empresas y por consiguiente riqueza, asumiendo riesgos, ya que saben que si fracasan tienen un estado que no los dejara caer en la indigencia.
Por otro lado tenemos el sistema de Estados Unidos que con una presion fiscal del 25 % del PIB y un gasto social del 16% del presupueto del estado que ha dejado una herencia a la administracion Obama de 40 millones de estadounidenses sin seguro médico, ademas de un sistema educativo y de cobertura social. en general, muy debilitado.
Con una presion fiscal del 17% del PIB y un gasto social del 36% en el 2006, Nicaragua, esta muy lejos incluso de la presión fiscal de Estados Unidos, y por tanto, tiene un amplio margen para aumentarla, haciendo que las rentas más altas contribuyan al presupuesto público en mayor medida. Solo la eliminación de ciertas exenciones podría suponer unos ingresos adicionales de alrededor de 250 millones de dólares, suficientes para equilibrar el presupuesto y aumentar el gastos social considerablemente.
Por el lado del gasto la redistribución de recursos parace en línea con los países más avanzados: Nicaragua gasta 36 % del presupuesto en politicas sociales, una cifra razonable aunque dada la tasa de pobreza del país se justificaría incrementar este porcentaje por encima del de otros paises desarrollados, que no tienen un problema grave de población viviendo en la indigencia y con grandes necesidades en materia de salud, educacion y vivienda.
El sistema tributario nicaragüense se podria definir como un sistema complejo que se caracteriza por sus altos efectos de distorsión de la economía, en el que no existe correspondencia entre la importancia de los sectores económicos y su carga impositiva. Un sistema que tiene un alto coste administrativo para recaudar, un alto grado de discrecionalidad y un alto nivel de fraude. La consecuencia de esta estructura tributaria es que la diferencia de renta entre el segmento de la población que mas ingresos genera y el que menos aumenta después de aplicar esta estructura impositiva, teniendo un efecto regresivo en la redistribución de la riqueza que debería ser el principal objetivo de cualquier sistema tributario.
El sistema ideal debería dar un trato equitativo y progresivo a todos los contribuyentes. Con tipos impositivos mas altos para los sujetos pasivos que tiene una renta más alta y menores para los contribuyentes con rentas mas bajas. Además, se debiera asegurar que dos contribuyentes con los mismos ingresos estén sujetos al mismo gravamen. Este tratamiento tendría el beneficio de generar un sentido de justicia que ayuda a la mejora progresiva del cumplimiento de las obligaciones fiscales por parte de los contribuyentes.
El sistema debería ser eficiente, tratando de distorsionar lo menos posible el funcionamiento de la economía en lo que respecta al crecimiento económico a través de la inversión productiva, el empleo y la mejora de la productividad de todos los factores, con precios al consumo lo más bajos posibles. La menor incidencia del sistema fiscal en la economía requiere un sistema que amplíe su base imponible en los impuestos directos y evite aumentar los indirectos que gravan el valor añadido de la producción y el consumo.
El sistema debería ser lo más simple posible. Cualquier sistema complejo y confuso está abierto al fraude, la colusión y aplicación distorsionada. Por lo general, el sistema tributario debería ser manejable por la administración y de fácil cumplimiento por el contribuyente.
Por el lado del gasto el sistema ideal debe producir una transferencia de rentas hacia las capas mas desfavorcidas de la población para cubrir sus necesidades básicas en materia de salud, educación, vivienda y alimentación. Esto se consigue con mas recursos pero también con una mayor focalizacion del gasto en la población de rentas mas bajas, mejor gestión financiera, mayor transparencia en las licitaciones, una funcion pública profesionalizada y un sistema de control acompañado de una ley penal anticorrupción que penalice con fuerza a los funcionarios que malversen los fondos públicos.
El camino se debería iniciar con una reforma tributaria integral que conlleva un largo proceso de cambio. Esta reforma debe tocar cada elemento del sistema, desde la estructura tributaria, los componentes, los hechos generadores, los marcos jurídicos, los procedimientos, y la administración efectiva del sistema. Una reforma integral es necesaria porque el sistema como es, es tan débil, que hace despreciar las reformas parciales, que no han tenido exito ni en Nicaragua ni en otros paises de América Latina. Solamente con un acercamiento general al problema se puede construir un sistema que fomente un crecimiento económico a favor del bien estar general de todos los nicaragüenses.
Como dice el Sr. Baez Cortés y yo no sabria definir mejor. “La fiscalidad es la expresión material de la conciencia que una sociedad tiene del bien común” .